Mis bodrios favoritos (I Parte): Chicas malas

Aquí comienzo un ciclo especial, titulado, como bien podéis ver:


Mis bodrios favoritos


Cuando uno estudia en la Universidad, y más una carrera relacionada con el cine, se espera de él que sólo vea (y ame) películas de los tipos:

a) Clásicos del cine. ( Películas a veces soporíferas pero que ves porque fueron algo en la historia dle cine)
b) Cine de autor ( Directores extraños de gustos bizarros entre los que incluíremos algunmos directores que les gustan a los poperos de mierda ( como yo) como Tarantino, Woody Allen o Tim Burton.
c) Cine europeo y asiático ( sí, esos coñazos de cine afgano subtitulados al inglés que hablan sobre la soledad de una piedra en el desierto, y que resulta ser una metáfora sobre la injusticia de la soledad del pueblo árabe ante los conflictos de la OPEP)



En el mundillo, pues, está mal visto, en general, el Blockbuster americano. Películas como Spiderman, Piratas del Caribe y demás, no se consideran sacrilegios pero jamás conseguirás que nadie te tome en serio si entre tus 5 películas favoritas mencionas una que haya tenido recaudado más dinero del que costó hacerla.


Pero a mí, en múltiples y mencionadas ocasiones, esto me la trae bien floja. Soy de los que reinvindican el cine como entretenimiento. Es cierto que me muchas veces ( demasiadas, quizá) me guío por películas que me aporten algo, que me cuenten algo diferente, pero al fin y al cabo que sean entretenidas. Billy Wilder (aka ese gran genio que nos regaló Con faldas y a lo loco entre otras) dijo que las tres reglas maestras del espectáculo eran: entretener, entretener y entretener.


El caso que nos ocupa hoy se llama Chicas Malas (Mean girls, 2004) protagonizada por Lindsay Lohan ( meses antes de convertirse en la prostituta de lujo que hoy es) y dirigida por Mark Waters ( al que recordarán de películas como Ponte en mi lugar, con una patética Jamie Lee Curtis, o la reciente Las crónicas de Spiderwick, de la que no tengo el ¿gusto? de conocer detalle).

La historia es sencilla, y por ello la contaré a mi manera, que al fin y al cabo es lo divertido:

Una niña de 16 años vive, sin ninguna clase de lógica, con sus padres en una tribu africana. Su padre, que debe ser antropólogo o cazador furtivo, no está claro, se tiene que ir a vivir a EEUU. La felicidad de la familia, que vivía rodeados de bestias allí en África, se va al garete: " Tenemos que volver a ese lugar inhóspito, comercial y típico llamado Estados Unidos". Total, que los Thornberrys vuelven a Los Ángeles ( por decir una ciudad) y aquí comienza la pesadilla para Lindsay: el instituto. Claro, ella, que cual Mogly o Tarzán se educó entre las más absolutas bestias inimaginables no podía soportar la idea de verse rodeada de otras hembras de su misma manada. Es aquí donde aparece el primer, y único, conflicto serio que plantea la película: la incapacidad de adaptación y sus consecuencias. Todo esto, debido a un grupo de zorritas ( se lo llaman entre ellas) que se autodenominan las DIVINAS. Lindsay está muy sola y triste así que se hace amiga de la típica nerd lesbiana que todos odian, y que la final acaba siendo superultrapopular. Pero Lindsay no puede evitar caer en la tentación, y se une al grupo de las divinas, convirtiéndose en la zorra nº1, despreciando a la lesbiana y haciendo putadillas de niña de instituto.Al final ( que ya me estoy cansando de recordar la película, y al final va a parecer que no me gustó) Lindsay vuelve a ser quién era, la lesbiana es feliz, las divinas son buena gente y en el instituto hace calor y el prao se llena de estudiantes hormonados.

Bajo esta premisa, poco se puede esperar. A esto, quizá debería añadir: actuaciones pésimas, arquetipos demasiado arquetipos, moralina... Pero no me apetece meterme en camisa de once varas.

El caso es que yo, que fui a ver la película al cine, obligado por mis amigas, acabé riendo a carcajada limpie y como el que más. El guión de la película, evidentemente, no es bueno, pero tiene, de vez en cuando,un humor absolutamente bestia ( a la más hijadeputa de las divinas la atropella un autobús) y un ritmo constante y ameno. Lindsay debería estar orgullosa, pues probablemente este haya sido el papel de su vida ( recordemos que después de esto lo mejor que ha hecho ha sido Bobby, y un papel insignificante), y quizá debería planterase que Disney le dio todo lo que quería a cambio de no convertirse en lo que se ha convertido: un putón berbenero.



Ahí os dejo mi propuesta para una tarde tonta. Eso sí. Aviso. La entrada se llama" Mis BODRIOS favoritos", por lo que luego no me digáis que la película es mala, porque lo es, pero a mí me encanta.